Lo más triste de todo

Lo más triste de todo esto, para empezar, es que mientras las suaves
hachas de apelación y casación van y vienen (si es que vienen) durante
cinco años o más, él y compartes podrán andar libremente por estas
calles de Dios, derrochar la alegría en los saraos de la alta sociedad,
tomar vacaciones donde lo deseen, bañarse en cualquiera de las playas
que se les ofrecen con fina obsequiosidad, sonreír a todo dar ante los
halagos a su astucia natural, ir a misa cada domingo sin necesidad de
arrodillarse en ningún confesionario (porque están libres de pecado y
ya pagaron generosamente su total exclusión del Juicio Final), usar
ilimitadamente medios de comunicación propios para defender su ofendida
"honorabilidad”, hacer y recibir amables llamadas hacia y desde el
Palacio Nacional y, sobre todo, reirse a mandíbula batiente de cada uno
de los nueve millones y pico de pendejos que formamos el resto de la
sociedad.

By Colombo

Y si fuera un don nadie???? ya estaria donde??? ahi mismo!!!