A lo largo del día, sin apenas darnos cuenta, podemos visitar un buen número de sitios web de noticias, redes sociales, aplicaciones corporativas o, simplemente, para acceder a nuestro servicio de correo electrónico. En todos estos casos, nuestro navegador hace las veces de puerta de acceso a todos estos contenidos y, claro está, somos nosotros los que decidimos qué contenidos queremos consumir; algo que, en determinadas ocasiones, nos puede suponer algún que otro conflicto cuando primamos lo que nos gusta frente a lo que debemos hacer, es decir, cuando procrastinamos.
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